lunes, 30 de noviembre de 2009

enfiebrecida

Recorro el día con fiebre nocturna en la mirada.
No me malinterpretes, sé reconocer la inmensa belleza de la luz del sol.
Aún así


(estas palabras se escriben de noche
cuando el silencio no es silencio,
lejos del ruido silente de las multitudes
aunque


-el ruido ruidoso y tautológico de las palabras sucesivas en pantallas de PC
penetra tu cabeza como una multiprocesadora que solamente cumple una función
la de procesarte
por eso


recorro el día con fiebre nocturna en la mirada
(no soy sobreviviente del ajetreo diurno, éste no mata
-persisto a pesar, muy a pesar mío, en la noche


que avanza

sábado, 28 de noviembre de 2009

Noche eterna I

Libros
Angelitos
Fotos viejas
Una tele encendida solamente para hacer ruido
Mate y termo
tazas con cafe frío hace tiempo
Algún gato ronroneador que me dice cosas
y me interroga con la mirada
La antigua sensación de que la vida está en alguna parte
y no aquí
al menos no hoy
El sonido lejano del mundo que parece feliz
y vivaz
y lleno de fantásticas promesas que se cumplen.
Esa es la diferencia
en esta larga noche que nunca termina.
Ahora lo sé.
El mundo lejano no es siempre feliz
ni mayormente.
Lo vivaz visto de cerca
se convierte en frenesí y desesperación.
Y las fantásticas promesas cumplidas
cuando vistas cara a cara
son el yugo de una amenaza pendiente
que te convierte en muerto vivo
o fantasma alucinado huyendo hacia algún lugar
(ahora entiendo mucho más a mis viejecitas palabras)

jueves, 26 de noviembre de 2009

Nunca queda atrás, nunca distante

Nunca.
Siempre en la mirada, bajo el sol del mediodía o en la umbría marca que sobre la tierra deja una puerta.
Por más que los colores hayan cobrado sustancia, el dolor y la extranjería recorren las habitaciones sin ventilar de esta casona decimonónica.
Oh, bueno. No soy tan vieja.


Ahora, a descansar.
La red está servida y la araña...
...la araña...
...la araña nos está por devorar.