lunes, 27 de junio de 2011

a pala abro tumbas

Corriendo.
Toda la noche corriendo. Una palabra, y otra, y otra más. Palabras saltadoras de vallas, palabras recolectoras de bayas, palabras undotrecuat undotrecuat recuerdo el acompasado sonido de mi remington a la edad en la que debería haber estado cantando arrorroes pedorros arrumacos risueños pero no, era undotrecuat undotrecuat y él entraba y me mandaba a dormir y yo imprecaba a los cielos por lo injusta de la tierra y entonces no sabía que él no odiaba todo aquello que yo era puesto que no se odia aquello de lo que no se tiene ni idea era simplecitamente que él quería dormir reponer su cuerpo del yugo diario de desencanto en que se transformaron sus días la mirada despectiva de la mujer que él creía amar y todas esas cosas por las cuales paso la noche corriendo una palabra una palabra y otra y otra más palabra que las palabras y a pesar palabra que hoy palabra yo

lunes, 20 de junio de 2011

Ada



Una mujer me arde en el recuerdo,
o más bien
en el espacio cejijunto donde dicen que lo que habita es la memoria.

Por el rabillo del ojo la veo pasar.
Liviana y taconeando.

La huelo como a los jazmines en ese momento del casi verano
extremadamente dulzones
antes de convertirse en retorcijo ocre y crugidor.

Sé quien es.
Conozco bien quién dejó el espacio justo para disparar esta ausencia.

Sé por qué.
En la línea quebrada que en las ciudades es el umbral entre el cielo y la tierra
ella enciende el faro hacia otras vidas
caminos urbanos donde el dolor y la esperanza ponían el cuerpo
y masticaban 'resistencia' con una puteada o un incansable zurcir ropa vieja.

Y sé hacia dónde.
Mujer mistérica, espectro amoroso que me invita al jardín de glicinas y laureles.
Tus telas feéricas, tu cuerpo odre salvador, maná de atardeceres y de siestas,
mañanita matera de pan manteca azúcar y radio con interferencia.
Tus marcas, tu dolor disimulado y neto, neto como no fueron los tormentos de mi adolescencia.
Madrecita de la patria chica que es mi alma.
También te evoco en el final, lenta, dulce y cansada.
Radiante
hoy me reencuentro en vos.

Caravana nocturna.

El paisaje agreste de los caminos hacia
una.
Bien bien ida,
caravana.



sábado, 18 de junio de 2011

Caravana hacia una línea distante que dice nada.



Una mujer camina hacia el oscuro horizonte que la anuncia.Camina decidida.Alejándose del oscuro horizonte que la ha parido.


1.
Paso a paso 
achico el estrecho camino tensado entre dos noches.
Desconozco si hay destino.
Si alguien espera.
Si habrá descanso
o tan siquiera
si me daré cuenta.
Por eso,
marcho paso a paso hacia esa otra noche.
Tal como avanzan mis dioses inexistentes.
Sin miedo.
Acostumbrada a mi propia oscuridad.
Que es tanto o más
inmensa.
2.
Soy la desenamorada.
La que mira los trazos crudos de la tierra.
Los trazos crudos de tu cuerpo.
Tus gestos ordinarios.
Cotidianos.
Casi casi la ultratumba
de los sueños.
Soy la diosa virgen que ayuda en los partos
y mata
a todo aquél que la convierta en nacimiento.
Soy la vieja.
La que está más allá de tu ojo sediento.
La que está seca
pero ríe desdentadamente y crea el universo.
Soy la que se va.
Soy la que dice 'no'.
Soy la que canta 'nunca'.
Soy la que encarna la promesa
silente
que la muerte me hizo decir
antes de tiempo.
Soy la niña eterna de los mares
y el reloj de arena de lo cierto.
3.
¿Recuerdas esa música, joven poeta de cabellos cortos?
La mano mecida por el vaivén de los mares.
La ignorancia de la espada que portabas.
De la espada que en sí misma eres y que
en ese entonces
se bruñía contra la piedra y el oleaje.
¿Y la risa? ¿Qué me dices de la risa, pequeña jugadora solitaria?
La risa en esos llanos más verdes que la vida,
donde crece sin bronces el árbol sagrado de los héroes 
¿Y el dolor? ¿Qué pasa cuando esta voz apenas extranjera te pregunta
acerca del dolor?
Y tu boca
que recitó ante el espejo sus endechas y conjuros
hoy es canto
y es lazo
y es llama, llamada, camarada, pequeña cofradía de los no tan raros ni tan muertos.
Ciento cincuenta años de entrenamiento.
Cuarenta y dos vidas pasadas.
La enumeración infinita de las posibles causas.
Eso no importa. A veces son nada más que pretexto y a veces son
nada.
Por eso, ¿y qué con el horizonte lejano y la mirada a la distancia?
¿dónde quedan guardados cuando se impone el estrecho contacto de lo cotidiano
y su mugre
y su falta de luz
y su pequeña muerte insostenible?
Básicamente, querida bruja de pueblo, en tu intrincada forma de mirar.

jueves, 16 de junio de 2011

Multiplicidá




y la una
y la otra

y aquél que también soy
y que busqué en la faz de una tierra
sin casa y sin descanso
y que ya es un 'no'
y que ya es un 'soy sola'
y un 'la libertad es libre'
y un 'dios dame fuerzas para soportar tanta'
y así descubro lo que siempre fui y me era negado
y entonces la celebración de ser
y el ritual de hacerme
y el camino hacia aquellos
que me obligan
amorosa o
furiosamente
a remover la brasa ardiente
del mañana

lunes, 13 de junio de 2011

Tiempo de Anunciación (homenaje a los escribas en su día -o en su noche)





Gané por motu propio el don de la metáfora tras esgrimir el libro sagrado en reclamo de explicaciones a la edad de diez años, y antes que admitir la crueldad feroz en el dios del amor inocentón que se me predicaba, decidieron apurar mis pasos en la tierra de lo que alude a y es como.
- No, no es así. El apocalipsis es otra cosa.
- Ah - dije yo - Entonces bueno. Si no, no.

Devoré con fruición y deleite la gota de luna que entendía era la carne del hombre que entendía que era la sal de la tierra.

Tiempo después, tras reiterados diálogos que se volvieron eco y soliloquio, decidime por la locura solitaria de otros dioses. Por sus paraísos en forma de urbe apolínea. Por sus claros procederes y elementales razones de acción que en sí mismas eran una promesa.

Para ese entonces, caí en la cuenta de que toda promesa es, también, una amenaza.

Me allané en el silencio.
Me hice nada.
Me perdí en los tránsitos anodinos del ser otro.
Y aún así, desprometida e inconclusa, no me salí del segmento umbrío de la existencia. Ese lotecito barato donde todavía no pasa naranja.

Destejí las plegarias para verle la bombacha a las santas y la levita colgada que espera su momento a los héroes revolucionarios.
Fue ahí que recordé, ardidamente recordé.
"-No, no es así. El apocalipsis es otra cosa."
- Ah- volví a decir yo. Y también dije:
- Yo.

Es ahora que no puedo dejar de ver extrañas constelaciones en los cielos. En las aguas. En las tierras, las playas, las montañas, en la pampa movediza de hierba verde y hierba seca. En tus gestos. En tus amados gestos que ayudé a nacer y a habitar este mundo que le gana a la palabra. En tu mirada hacia el futuro, en tu amoroso recuento del pasado, en la flama que te inflama cuando evoco héroes que solamente viven en el aire y en nuestros fuegos.

Irreverencia de la irreverencia: reverenciar los pasos perdidos de la memoria. Armar la casita mítica del ser. Porque en el horizonte no hay palabras, no hay imágenes, no hay nada.

Pero la vida
se anuncia así
en silencio
y se dice así
en metáfora.

viernes, 3 de junio de 2011

Mater

es sorprendente
casi inaudita
la forma en la que aprendí el ejercicio
de la maternidad de mí misma:
dispensarme estos cuidados tiernos
cuando arrecia el frío en el mundo;
cerrar filas sobre lo más amado
para preservar la tea
que echa luz sobre el camino;
estrenar ojos de anciana recién nacida,
entrecerrarlos en señal de reconocimiento
ante las viejas tretas del desamparo
que nos fuerzan a crear destino,
pincelar horizontes,
apalabrar lo callado o
mansa
mansa
mente
aquerenciarse al profundo sentido
del silencio.