Recorro el día con fiebre nocturna en la mirada.
No me malinterpretes, sé reconocer la inmensa belleza de la luz del sol.
Aún así
(estas palabras se escriben de noche
cuando el silencio no es silencio,
lejos del ruido silente de las multitudes
aunque
-el ruido ruidoso y tautológico de las palabras sucesivas en pantallas de PC
penetra tu cabeza como una multiprocesadora que solamente cumple una función
la de procesarte
por eso
recorro el día con fiebre nocturna en la mirada
(no soy sobreviviente del ajetreo diurno, éste no mata
-persisto a pesar, muy a pesar mío, en la noche
que avanza
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