Duerme en mi regazo como una bendición oscura.
Mis movimientos torpes tras el amor y el alcohol lo cobijan, pequeño ser que confía en la bondad del mundo.
Duerme.
Ronronea.
Se despereza.
Sigue durmiendo, en mi regazo.
oh, pequeño gran sobreviviente.
Amanece.
Y puedo mirar de frente al día.
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