miércoles, 27 de octubre de 2010

El lugar del rito

Extiende su mano con la palma perpendicular al piso. Gira lentamente,
ella 
el centro del mundo circular y mágico que la rodea.
-lo demás calla lo demás se detiene lo demás espera-

Ella cierra los ojos.
-lo demás duerme-

Ella oye el sonido distante del que ya tantas veces hemos hablado. Y allí lo deja.
-lo demás chilla-

Ella respira y desparrama calor a lo largo de su cuerpo. Así lo invoca y lo despierta.
-lo demás se retrae-

Ella sonríe y siente las corrientes internas de la carne y del afecto; sus párpados tiemblan y sus ojos se abren.
-lo demás se amansa-

(Ni bueno ni malo.
Ni lejos ni cerca.
Ni ausente ni a su lado.)

Aunque de todas las apariencias del universo, en este círculo sagrado todavía persiste la mella que dejó la ausencia.

Ella canta, ella sueña, ella recuerda.
Del dolor hace un manto sereno y compasivo.

-y lo demás fluye como río manso-

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