lunes, 18 de enero de 2010

La voluntad en medio de lo oscuro.

La noche avanza solamente para que llegue el día. Es que a qué otro lugar se puede decir que vaya la noche.
Y heme aquí, en esta eternidad que muta y que no por eso es menos eterna, ni es mas repetible cada instante.

Son las cuatro de la mañana en mi casita de bruja. Extraña la sensación de mirar y asentir, porque cada cosa está en el lugar que le es propio, y porque yo me he apropiado de mi lugar.

He constituido un hogar que atraviesa la noche y el día. Que penetra los diferentes espacios por donde transita el cuerpo y por donde anida la mirada.

Ya no hay una alucinación que encubra las relaciones reales de la vida. Ni que prometa a rajatabla un horizonte determinado. Oh, sí, aún persigo la belleza, vestida con lo bueno, lo cierto y lo justo. Y es la belleza de lo mínimo, otra vez volviendo a esa raíz de mí misma que me mantuvo viva y peleando.

No veremos el gran día. No haremos el fin de la historia. No nos salvaremos ni salvaremos a nadie más. No habrá Mesías que nos releve de nuestra gran tarea, condenados a padecer nuestra irresolución y cobardía.

No existe la piedra que nos ampare, ya sea el disfraz de la belleza socialmente convenida, o del saber académico, o de la información precisa de los medios, o de la cuenta bancaria, o del traje de armani, o de la esnifada feroz. O de la rebelión incesante que no quiere quedar atrapada en la prisión de sus propias elecciones; de sus propias elecciones y de sus consecuencias, incontrolables y criticables siempre con su cuota de sombra y oscuridad.

Lo bello, lo bueno, lo cierto y lo justo palpitan en los rincones menos publicitados del ser. En todos aquellos pequeños gestos que preservaron nuestra especie y mantuvieron su luz. Hoy, cuando parece que es la oscuridad la que reina, hoy mismo, cuando crispamos los puños y apretamos los dientes ante esa densidad opaca que nos quita la ilusión...hoy. Hoy es el momento. Porque el problema no es la oscuridad.

El problema es nuestra luz, que no toma la firme determinación de SER.

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