martes, 12 de octubre de 2010

Naranja para la alegría, Jazmín para ser yo.

Aromas que sobrevuelan la casa. El hornillo encendido, las tres velas dedicadas a las tejedoras del destino, maullidos agudos de gatitos que reclaman por su (mala!) madre.
La madre mira la noche a través de la ventana.
¿Qué ve?
Quizá todas las posibilidades del día.
Naranja para la alegría, como una chispa ácida y dulzona subiendome a la frente. El color de las transiciones -amaneceres y atardeceres, los umbrales del tiempo.
Jazmín para ser yo, flor blanca y presente en la noche, aunque no puedas verme. Adentrándome en tus territorios más amados, casi no creés que sea de verdad o no entendés cómo parece que de alguna manera ya nos conocemos.
Naranja para que la fe resista y la risa acompañe el camino.
Jazmín para que el misterio persista y todavía te preguntes si es acaso posible.
Naranja para cubrir las heridas de mi cuerpo.
Jazmín para que apartir de esas heridas, la vida florezca.

2 comentarios:

  1. Entre el rey de las flores, y el dulzor de la naranja, con pisca ácida, nos hacemos un festín de sentidos!!!
    Juli

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  2. Me hace acordar a Bahía Blanca hace muchos años. La primera noche me despertaron lo que pensé eran maullidos de gatitos ... era canillitas: chicos en trapos vendiendo diarios como a las 6 de la matina.

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