Aromas que sobrevuelan la casa. El hornillo encendido, las tres velas dedicadas a las tejedoras del destino, maullidos agudos de gatitos que reclaman por su (mala!) madre.
La madre mira la noche a través de la ventana.
¿Qué ve?
Quizá todas las posibilidades del día.
Naranja para la alegría, como una chispa ácida y dulzona subiendome a la frente. El color de las transiciones -amaneceres y atardeceres, los umbrales del tiempo.
Jazmín para ser yo, flor blanca y presente en la noche, aunque no puedas verme. Adentrándome en tus territorios más amados, casi no creés que sea de verdad o no entendés cómo parece que de alguna manera ya nos conocemos.
Naranja para que la fe resista y la risa acompañe el camino.
Jazmín para que el misterio persista y todavía te preguntes si es acaso posible.
Naranja para cubrir las heridas de mi cuerpo.
Jazmín para que apartir de esas heridas, la vida florezca.
Entre el rey de las flores, y el dulzor de la naranja, con pisca ácida, nos hacemos un festín de sentidos!!!
ResponderBorrarJuli
Me hace acordar a Bahía Blanca hace muchos años. La primera noche me despertaron lo que pensé eran maullidos de gatitos ... era canillitas: chicos en trapos vendiendo diarios como a las 6 de la matina.
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