sábado, 9 de octubre de 2010

Sentada en un rincón de la noche.

El fantasma de tu pierna, las tiras de tu sandalia y tu carne translucentes. Seguir la estela de tu cuerpo cuando se desliza en el baile. Leer la luz, el comportamiento de ondas o partículas, o quién sabe...
Trabajar sobre el pixel. Pintarte el rostro, suavizarte la mirada, encenderte la sonrisa.
Acompañar tu canto detrás de escena. Registrar los preparativos de la vida, el impulso empecinado, el orgullo creciente.
Enarbolar la irreverencia. El comentario agudo. La indignación iluminada.
En medio de la noche proyectar los reflejos del mundo, revivir sus pasiones, su risa que sale de las entrañas y baña las costas del mar del día.
Resaltar el negro de mis ojos para que al mundo no se le pase por alto que por aquí alguien lee.
Y alguien escribe.

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